Amén

Querido diario:El sábado fue mi comunión.Cuando entré en la iglesia con mis manos cruzadas,cabeza baja y en silencio,sentí un gran hormigueo por mi interior,porque iba a recibir eso de lo que me habían hablado tanto nuestras catequistas,el cuerpo de cristo,y tenía muchos nervios por saber cómo era comerse el cuerpo de alguien.Todos íbamos con trajes sencillos,comprados en el mismo sitio,elegidos por nuestros padres y madres,y que no superaban los 80 euros.El cura y la monja que dieron la misa eran muy simpáticos,cantaban y nos decían que el amor era lo más importante,no los regalos,ni los vestidos caros,ni tener más dinero que los demás,cosas que yo no entendí bien,pues al terminar la misa,ví que un padre se acercó a ellos y les dieron un regalito con forma de billete de 50 euros.Ninguno de mis familiares se salieron fuera de la iglesia,todos estuvieron dentro acompañándome en la ceremonia,y ninguna de mis primas y tías se criticaron por ver qué llevaban puesto cada una.El convite,fue muy bien.A ninguno se le fue la mano de más con el vino,y la abuela no le puso el pie al abuelo en el hombro para enseñar sus tacones al resto de los que allí había sentados.Todos se hablaban y no existía ningún tipo de rencor,resentimiento o habladurías entre ellos.El abuelo,no me escribió en el libro de firmas,"no esperaba llegar al día de tu comunión,pero aquí estoy",y menos mal,porque lleva un tiempo pensando en que se va a ir al cielo.
Mi tía S.no bebió nada más que agua,no mezcló cerveza con vino tinto,blanco,cava,vodka ni ron,y lo más sorprendente fue,que no se le retorció la cabeza durante la misa.
Recordaré siempre este día por lo bien que me lo pasé jugando con mis primos y amigos,y creo que es lo único de lo que me acordaré cuando pasen 20 años.