El Abrigo

Durante un concierto de mi musculado y atractivo amigo Alberto que junto a su socio aún más musculado y cuyo paquete está sobradamente apretado,le di mi abrigo a un camarero que se ofreció amablemente a guardármelo, y que minutos más tarde, intentó mediante chistes flirtear conmigo.
Tras recoger mi abrigo para irme, después de tener los ojos mareados de ver tanto pelo engominado y los oídos sordos porque más o menos cantaban igual que el vídeo de abajo,salí del bar corriendo(ya que hacía frío) hacia mi coche que estaba cerca del bar que acogió el acontecimiento. Al día siguiente y tras meter la mano en el bolsillo de mi abrigo,descubrí una tarjeta con un número de teléfono que supuse que era del camarero ligón que me había estado dando la brasa durante el concierto.
-Vaya con el camarerito.Qué cara más dura.Qué pesado.Así se mostró tan amable con esa carita de no haber roto un plato en su vida,lo que quería era dejarme su número de teléfono en mi bolsillo.Cómo si lo fuese a llamar,ja!-pensé.
Con mi ego subido,tuve que salir por la tarde y cogí mi abrigo.
Cuando me lo puse,éste era más largo de lo normal,las mangas me oprimían los brazos y no me abrochaba.
Tras mirarlo detenidamente,me di cuenta que no era mi abrigo y por lo tanto, que no era para mí ese número de teléfono.
Por favor,si usted se ha llevado por equivocación,un abrigo cruzado,gris oscuro y con el cuello alto,póngase en contacto conmigo,que mi orgullo y mi vanidad los he perdido ya, y no quiero perder nada más.